LOS PATRIOTS CONSIGUEN SU 6º ANILLO EN UNA SUPER BOWL DESCAFEINADA

Mucha cafeína es lo que hizo falta para poder aguantar un partido que, contra todo pronóstico, acabó con la anotación más baja de la historia de las Super Bowls. Solo 16 puntos entre dos equipos que promediaban más de 30 puntos por partido en post temporada. Esa falta de anotación fue la única razón de que la incógnita sobre quién sería el ganador no se disipara hasta que, a falta de sólo 4 minutos para el final del encuentro y con 10-3 favorable para los de Boston, Jared Goff lanzara un pase con más corazón que cabeza, y el cornerback Stephon Gilmore lo interceptara. Era la primera vez que los Rams conseguían mover cadenas con algo de continuidad, y eldefensive back aprovechó el mal lanzamiento para que fuera la última, y los Patriots casi pudieran tocar con la punta de los dedos un nuevo trofeo Vince Lombardi.

El partido comenzó con un ataque de los de Bellichick que duró poco: Tom Brady lanzaba su primer pase… y era interceptado. Parecía que el partido no sería tan fácil para los Pats. Nada más lejos de la realidad. Hasta los más expertos esperaban un partido con dos ataques dominadores: los Patriots gracias al mejor director de orquesta posible, Tom Brady, con la mejor partitura de la mano de Belichick y su equipo técnico, y con unos más que correctos músicos (Edelman, Gronkowski, Michel, etc). Los angelinos, por su parte, con un concierto moderno, de altos decibelios, gracias a un quinteto ofensivo (Goff, Gurley, Anderson, Woods y Cooks) capaces de salir ovacionados de cualquier estadio. Y con Sean McVay tras el telón dirigiendo el espectáculo. Vamos, un festival digno de Coachella. Algo histórico. E histórico fue: además de la anotación más baja de la historia, se consiguió el punt más largo de las Super Bowls (65 yardas) y otro récord aún más importante. Los Rams fueron el primer equipo disputando el partido final de la temporada cuyos primeros 8 ataques acabaron en punt. Un dato muy significativo que solo podía acabar de una forma. Con ni un solo viaje a la redzone y solo 2 intentos de field goal, anotando solo el primero de ellos. Este hecho fue también un buen reflejo de lo que fue el partido: a falta de 8” para el final, y a la desesperada, Zuerlein pateó desde 48 yardas (una distancia más que asequible para él) pero el oval se marchaba muy lejos de palos.

Tampoco funcionó mucho mejor el ataque de los Patriots: 2 goles de campo anotados, uno fallado, una intercepción, un turnover on downs, 5 punts y, eso sí, un touchdown en el momento oportuno, poco después de que los Rams empataran el partido a 3 y casi recién empezado el último cuarto. 4 pases de Brady para un total de 67 yardas, y una carrera de Sony Michel de 2 yardas, fueron suficientes para dar la ventaja necesaria, y que Goff tuviera que arriesgar. En vista de que el joven quarterback de los Rams pareció atenazado por los nervios durante los 3 primeros cuartos, y a pesar de que el buen trabajo de su secundaria impidió que los Patriots sentenciaran antes el partido, pasó lo que parecía más factible. La mala decisión de buscar la anotación en un 2 y 10 desde la yarda 28 rival, cuando tenía otro compañero abierto que los hubiera llevado a la zona roja, posibilitó que Gilmore interceptara, y los Patriots sólo tuvieran que mantener la posesión lo máximo posible para “quemar reloj”, y dejar a los Rams sin ni siquiera una última bala en la recámara. A pesar de comenzar en una zona complicada, consiguieron incluso cruzar el medio campo y dejar en buena posición a su kicker Gostkowski para poner el 13-3, y a los Rams a dos anotaciones con 1:16 por jugar.

A pesar de los 3 récords que se rompieron en el partido, poca historia tuvo el resto. Prueba de ello es que al terminar el partido, todas las quinielas para el MVP se centraban entre Gilmore (1 intercepción, 5 tackles, un fumble forzado y 3 pases deflectados) y Julian Edelman (10 recepciones, 141 yardas). Unas estadísticas nada brillantes para un partido así. Ni siquiera el gran protagonista de estos partidos, Tom Brady (21/35 en pases, 262 yardas, 1 fumble y 1 intercepción) fue capaz de postularse lo más mínimo para ser considerado para su 5º premio al jugador más valioso. A pesar de todo, y como él mismo dice “The true competitors, though, are the ones who always play to win” (los verdaderos competidores, sin embargo, son los que siempre juegan para ganar). Y eso es lo que hace él: ganar. 6 anillos de campeón en 9 Super Bowls, disputadas en 18 años. Un palmarés que lo hace entrar en el Olimpo de los deportistas más grandes de Estados Unidos, pudiendo tutear a otros grandes, como Michael Jordan o Muhammad Ali. Lógico que sean cada vez más los no tan iniciados en el fútbol americano, que cuando escuchan hablar de la Super Bowl digan aquello de “¿y los Patriots qué? ¿Otra vez campeones de la Super Bowl, no?”

Abdón Toca, Redactor Jefe

Foto de portada: as.com

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